Lanterns - Linternas
Last Saturday (2/10), the kids and I went to Suria KLCC mall here in downtown Kuala Lumpur. The mall is located at the bottom of the famous Petronas Towers. Our mission was to arrive on time for Sebastian’s hair appointment. Unfortunately, I had failed to realize it was not only a sunny Saturday afternoon, but also Chinese New Year.
I requested a Grab (Uber) and sat in the front passenger seat. The traffic was so slow, I engaged in conversation with the driver. We talked about how everyone was out and about hanging out at the mall, especially at the new high-end mall (TRX Exchange) that opened about three months ago a couple of miles away from KLCC. He mentioned how the majority of people cannot afford to buy anything from those expensive stores; I agreed. By the way, a Shake Shack is supposed to open at the TRX, we can’t wait, we’ll be going there for Shake Shack, not Prada. He and I also discussed how the elegant brand-new shopping center shadows the more modest commercial buildings and affects the traffic in the surrounding area. At a good breaking point in my conversation, I informed him we were close enough. We got out of the cab in the middle of the slow traffic and walked to the mall.
As we moved through the crowds of people and cars, Sebastian asked,
“Why do you always get into deep conversations with the Gran drivers?”
I didn’t know it was that deep, my excuse was that his English was excellent and I wasn’t worried about getting anything lost in translation. We finally entered the mall, took the escalator to the first floor where the barber shop is. By the way, in Malaysia, ground level is G and one story up is level 1. The website refers to this barber shop as “London’s Finest Gentlemen’s Hairdresser and Perfumer and Oldest Barbershop in the World.” His barber is a beautiful woman of Indian descent, I would like to be friends with her, but I need to find the right moment to ask for her WhatsApp number without it being awkward or weird. She’s also my husband’s barber, maybe I can get some intel on Mr. Woods.
Less than an hour later, the Sebastian who went in as a disheveled teen, came out looking older and more handsome than the day before. I am always in awe at how much he’s grown, I stand next to him and I’m forced to look up. After the hair appointment we went to the Japanese bookstore called Kinokuniya, where the young man (Sebastian) and the girls got books; I got a purple-ink pen. At another Japanese store I bought a little white briefcase and we placed all the purchased books in it. We proceeded to get in line at the café to grab some lunch. The line was long enough for us to stand by the display of cakes and pastries; we almost changed our order to fruit tarts and brownies, but we resisted -we ordered chicken pesto sandwiches and OJ.
We ate first and then, while the kids read, I people-watched. Two Muslim women in black only had two things visible: their sparkling wedding bands and original Louis Vuitton purses. In the table next to us was a grandmother sipping her cold latte with her two grandchildren sitting across from her: a boy and a girl, about 7 and 5 years of age. The girl had two perfect braids tied with scrunchies of different colors and was wearing a pink party dress. Each of the them, including grandma, had a phone and they were lost in their respective immersive experiences. The volume was a bit loud, but the kids did not even blink. In the hallways, there were groups of Malaysian men, shorter than Sebastian, taking photos next to the name of expensive brand stores: Fendi, Chanel, Dior, etc. Chinese women wore their cheongsams or mandarin gowns in different tones of red with golden trims, buttons, and embroidery.
The mall was also decorated with red lanterns of all sizes, there were stations throughout the mall for the Instagram perfect shots. Outside the mall in the park, a ginormous sculpture of a dragon was the backdrop for more selfies and group photos. This is the year of the dragon and therefore, there are dragons everywhere. As part of the Lunar New Year celebration, lion dances are performed throughout town. These acrobatic performances are mesmerizing when watched.
As we left the mall, about 6:00 in the evening, it started to rain. The light rain gave the ground that beautiful universal smell of wet dirt. The wind, the smell, and the rain were quite refreshing. The light rain followed us all the way home. We ate dinner and then snuggled in front of the tv.
That Saturday was a great day.
Thank you for reading.
Until next time.
El sábado pasado Sebastián y las niñas fuimos al centro comercial Suria KLCC que está en el centro de Kuala Lumpur en medio de las famosas Torres Petronas. Nuestra misión era llegar a tiempo a una cita con el peluquero para que a Sebastián le cortaran el pelo. Desafortunadamente, se me fue el avión y no me di cuenta de que además de que era una tarde de sábado soleada, era Año Nuevo Chino.
Pedí un Grab (Uber) y me senté enfrente con el chofer. El tráfico estaba lento entonces empecé a platicar con él. Hablamos de como todo mundo andaba fuera de casa celebrando y reuniéndose en el centro comercial, especialmente en uno nuevo que acaban de abrir cerca del mall a donde íbamos. El mencionó que la mayoría de la gente no puede comprar nada en esas tiendas caras y yo estuve de acuerdo. Por cierto, en ese centro comercial abrirán próximamente un Shake Shack donde venderán hamburguesas deliciosas. Estamos ansiosos de que abran, solo iremos a Shake Shack y no a Prada. El chofer y yo discutimos también como el edificio lujoso del nuevo centro comercial es un contraste agudo en comparación a los modestos centros comerciales locales y también cómo va a afectar negativamente el tráfico en la zona. En una buena pausa en nuestra conversación, le dije que como estábamos lo suficientemente cerca nos bajaríamos. Salimos del auto en medio del tráfico y nos dirigimos al centro comercial.
Mientras caminábamos entre gente y autos, Sebastián me preguntó,
“Por qué siempre tienes platicas serias con los choferes?
No sabía que había estado tan seria mi plática, pero mi excusa fue que el chico hablaba inglés muy bien entonces no tenía que preocuparme de que algo se perdiera en la traducción. Finalmente entramos en el edificio y tomamos la escalera eléctrica al primer piso en dirección a la peluquería. Por cierto, en Malasia, la entrada es piso cero y uno arriba es el primero. La página web de la peluquería se refiere a ella como la más antigua del mundo que data desde el 1805. ¿Qué tal? Bueno la chica que le corta el pelo a Sebastián es de descendencia india, es muy bonita y buena persona, me gustaría que fuera mi amiga, pero para eso tendría que pedirle su número personal y me preocupa que la interacción sea un poco rara. Tengo que encontrar el momento adecuado además porque también le corta el pelo a mi marido; tal vez pueda obtener alguna información nueva.
Un poco menos de una hora después, el Sebastián greñudo que entró salió más guapo que el día anterior. Siempre me sorprende lo mucho que ha crecido, especialmente cuando me paro junto a él y tengo que ver hacia arriba. Después de esa cita fuimos a una librería japonesa de nombre Kinokuniya, donde Sebastián y las chicas compraron libros, yo me compré un lapicero de tinta morada. En otra tienda japonesa me compré un portafolio blanco donde pusimos los tres libros que compramos. Después nos unimos a la línea en un café para almorzar. La línea estaba tan larga que tuvimos que estar junto al mostrador por un rato viendo los ricos pasteles y tartas; casi cambiábamos nuestra idea de almuerzo a desayuno para comer tartas de frutas, pero resistimos y pedimos sándwiches de pollo con pesto y jugo.
Comimos primero y luego mientras los chicos leían, yo observaba a la gente en mi alrededor. Dos mujeres musulmanas vestidas de negro solo tenían dos cosas visibles, sus anillos brillantes y sus bolsas originales de Louis Vuitton (Luis Botón). En la mesa junto a nosotros estaba una abuela con sus dos nietos, una niña como de 5 años y un niño como de 7 años. La niña lucía dos trenzas perfectas con moños de colores y traía puesto un vestido rosa de fiesta. Los tres estaban perdidos en sus teléfonos, cada uno en su propia experiencia inmersiva. El volumen de sus juegos de video estaba un poco alto, pero ellos ni parpadeaban. En los pasillos, grupos de hombres Malayos, chaparritos, se estaban tomando fotos junto a los nombres de tiendas caras: Fendi, Chanel, Dior, etc. Mujeres de descendencia china lucían sus blusas típicas que se llaman Cheongsams en diferentes tonos de rojo con bordados, botones, y orillas doradas.
El centro comercial también estaba decorado con linternas rojas de todos los tamaños, por todos lados había mini estaciones para sacarse fotos listas para subir a Instagram. Afuera el parque estába, todavía está, una escultura gigante de un dragón, es el lugar perfecto para sacarse auto-retratos o fotos en grupo. Este año es el año del dragón en el calendario chino y por supuesto hay muchos dragones por doquier y bailes del león, típicos de la cultura china. Las presentaciones acrobáticas son maravillosas de presenciar.
Cuando salimos del centro comercial eran como las seis de la tarde y empezó a llover. La lluvia era ligera, pero le daba al suelo ese olor universal de tierra mojada. El viento, el olor, y la lluvia nos refrescaron. La lluvia nos acompañó hasta que llegamos a casa. Cenamos y luego nos acurrucamos enfrente de la tele.
Ese sábado fue un día muy bonito.
Gracias por leer.
Hasta la próxima.