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Mamá

Without much effort, I can recall those days when I had the irrevocable desire to leave home. The urgent need to untangle myself from the ropes that tied me to my mother was instinctive and suborn. The push to fly far away, taste freedom, and discover the world, took me to other continents. Once far away, I realized it was hard to exist without her love and protection. One September morning many years ago, I cried on a random street in the beautiful city of Rome because I longed to return home, and it was impossible. 

Once we leave home, we are never the same when we return.

I did okay. It all went well.  

But now, after so much vagrancy and twenty years away from home, I wish to return to my mother’s side. I long to bring her flowers on her birthday, Mother’s Day, and more. I need us to drink coffee in some café, in her house, or mine. I wish to be around her as she is a wonderful fountain of wisdom and friendship.

Last week, we spoke on the phone for 58 minutes: we vented about life, laughed about the past, and made plans for this summer. When I ended the call, my day was illuminated with happiness. My soul was bursting with joy, tenderness, hope, and relief. I recognized the honor and privilege of having a mother and being a mother, loving her, loving them (children), and being loved by them. This is the non-vicious circle where love is the cement that solidifies life.

By the way, she had a birthday recently. Send her a message.

Thank you for reading.

Until next time.

Marla.

Sin mucho esfuerzo puedo recordar aquellos días cuando sentía un deseo irrevocable de partir de casa. Esa necesidad de desenredarme de los lazos que me ataban a mi madre era instintiva y necia. Ese impulso de volar lejos para probar la libertad y conocer el mundo me llevó a otros continentes y ya estando lejos, me di cuenta que no era fácil estar sin su amor y su protección. Una mañana de un septiembre de hace muchos años lloré a media calle en la bella ciudad de Roma porque quería regresar a casa y no era posible.

Después de irse, ya uno no es el mismo cuando vuelve.

Me fue bien. Qué bien me fue.

Pero ahora, después de mucha vagancia y un montón de años de estar lejos, quiero volver a su lado.  Deseo llevarle flores el día de su cumpleaños, el 10 de mayo y más. Quiero charlar mientras tomamos café en algún restaurante, en su casa o en la mía. Quiero disfrutarla como fuente de sabiduría y amistad.

Hace unos días hablamos por 58 minutos, nos quejamos de la vida, nos reímos del pasado, hicimos planes para este verano y al terminar la llamada, mi día estaba lleno de alegría. Mi alma estallaba de felicidad, de ternura, de esperanza, de alivio, del honor y privilegio de tener madre y ser madre, de amarla y de que mis hijos me amen. Un círculo no vicioso donde el amor es el cemento que solidifica la vida mantiendo todo en su lugar.

Por cierto, fue su cumpleaños recientemente. Mándenle un mensaje.

Gracias por leer.

Hasta la próxima.

Marlene.

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