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Son - Hijo

I have a little joke for you:

What did the buffalo tell his child when he dropped him off at school?

Bison. 🙃

Anyhoo…. The other night my son asked if I ever imagined how he would look like before he was born. I told him I imagined a thousand configurations, but in the end—he was him.

I wrote this poem during my pregnancy.

Imagine

I imagine your concave eyes

deep

like your father's,

so profound

I will surely love

to lose myself in them.

I imagine

your thin lips

slender

like your father's,

so soft and tender

like a quiet murmur.

I imagine 

your honey-colored skin

a balanced combination

of his and mine to perfection.

I imagine

your thick hair

abundant like mine,

but with an infusion

of sunlight. 

Nowadays, my son and I see eye to eye; we are the same height. How did that happen? As my friend L.M. used to say, “Oh sadness.” Sad indeed, but equally beautiful to see your child change before your eyes in the daily exchange of gamer abbreviations, incomplete chores, repeated reminders, and opinionated statements.

He is quite excited about his growth spurt. Two years ago, he was shoulder height and couldn’t wait to reach my ear. I recently asked how it felt to see things from a higher plane, “nice, no, better” he said. He turned his head to move his hair out of his eyes, and continued, “It’s great not to be treated like a little kid anymore.”

I should add that with height comes great responsibility as he now needs to do his laundry, keep up with his uniform, take out the trash, make his bed, and perhaps be in charge of breakfast occasionally. He is officially a teenager and I am proud to say we have a good relationship full of honest conversations and trust. I am trying my best to be a good bow so he—as an arrow—can go far.

Thank you for reading.

Hugs,

Marla.


Escribí este poema durante mi embarazo.

Me Imagino

Me imagino tus ojos cóncavos

profundos

como los de tu padre,

tan profundos

que seguramente amaré

perderme en ellos.

Me imagino

tus labios delgados

como los de tu padre,

tan suaves y tiernos

como un murmullo callado.

Me imagino

tu piel color a miel

una balanceada combinación

de la suya y la mía a perfección.

Me imagino

tu cabello grueso

en abundancia como el mío

pero con una infusión

de rayos de sol.

© 2009 Marlene Woods

Actualmente, mi hijo y yo nos vemos cara a cara. Quiero decir que ya estamos del mismo tamaño. ¿Cómo o cuándo pasó esto? Como decía mi vecinita L.M., “O tristeza.” Muy triste de verdad, pero igualmente qué bonito es ver a tu hijo o hija crecer enfrente de ti en el intercambio diario de abreviaciones del idioma de video-juegos, quehaceres incompletos, recordatorios repetidos y opiniones francas (sin morderse la lengua 😜).

Está muy feliz con su crecimiento un poco extremo para su papá y yo. Hace dos años me llegaba al hombro y ya le andaba por llegarme a la oreja. Recientemente le pregunté cómo se siente ver las cosas desde esa altura y dijo: “bien, no, mejor.” Movió la cabeza para quitarse el fleco de los ojos y añadió: “me parece muy bien no ser tratado como un niño chiquito.”

Debo comentar que con la altura vienen muchas responsabilidades porque ahora necesita lavar su ropa, estar pendiente de su uniforme, sacar la basura, tender su cama, y tal vez de vez en cuando hacer el desayuno. Ya es oficialmente un adolescente y me siento muy orgullosa al decir que tenemos una buena relación llena de pláticas honestas y mucha confianza. Estoy procurando ser un buen arco para que él como flecha llegue lejos.

Gracias por leer. Hasta la próxima semana.

Besitos,

Marla.