Marlene Woods
Lipstick

Lipstick

In recent weeks, my thoughts have spun around three themes: the anniversary of the pandemic, my pink lipstick, and my dear aunt Guadalupe. Although these three subjects appear unrelated, I have to transport you back to my childhood.

Last month, I thought about how it has been four years since the global pandemic put us under quarantine and then forced a mask upon our faces. I didn’t use lipstick for about three years. Then a couple of weeks ago, I found a pinkish matted tube of lipstick I used to wear pre-pandemic and now I’ve been wearing it cautiously since it’s old. Although I have reached the dreaded moment where I have to dig it out with a Q-tip, I did look for it in amazon and it still exists. Yay. I’ve added two pics below so you can see how much I like it.

Due to this first world problem – running out of a favorite lipstick – I remembered how my dear aunt Guadalupe gifted me a lip gloss when I was about 12. It was chocolate flavoured: it smelled and tasted like it. I loved it and used it until I had to dig it out with my nail to make it last as long as possible. There were other flavors too, but my preference was for chocolate; it still is.

When I was about 10 years old and my aunt was about 20 years of age, she had a suitor. He would come to the main door to pick her up. Once they left, I would watch them walk down the avenue until they were out of sight. I imagined they would go eat tacos, churros, or ice cream. She always referred to him as “Caye,” to me it sounded like “Calle” which in Spanish means street. I always thought it was a perfect name for him since they loved strolling down the street together. During those years of dating, she would play records on a big console; her favorite album was Eydie Gorme & Los Panchos. The song that plays most on my mind is called Piel Canela and the chorus says, “me gustas tú y tú y tú y solamente tú” which translates as “I like you and you and you and only you.” This music is definitely the soundtrack to many childhood memories, I’ve added the tune below so you can enjoy it.

Well, when I finally demanded to know his full name, she said,

“Caye… as in Cayetano.”

I thought she was kidding, but then my mom confirmed it. In retrospect, isn’t that a fabulous name? I then realized it was quite accurate since it represented his favorite pastime: to stroll down the street with my beautiful aunt. I hope that by now you’ve guessed he is my dear uncle; a great guy and much beloved by all his nieces and nephews.

That is all for today, but may I suggest you put on your favorite lipstick, call your dearest aunt(s) or uncle(s), and listen to music that brings you good memories? Next week, I’m considering discussing either my cool new sneakers or my aging process. What do you think?

Before I go, did you know that TIA in Spanish is aunt? Nowadays it means “Thank You In Advance” in texting lingo.

In conclusion, TIA for reading and until next time.

Hugs,

Marla.

En días recientes, mis pensamientos han dado vuelta alrededor de tres temas: el aniversario de la pandemia, mi lápiz labial color de rosa y mi queridísima tía Guadalupe. Aunque estos tres temas no parezcan relacionados, para explicarlo tendré que transportarte a mi niñez.

El mes pasado, pensé en que ya han pasado cuatro años desde que la pandemia global nos encerró en casa y luego nos forzó a ponernos un cubrebocas. Por tres años no me pinté los labios. Hace unas cuantas semanas encontré un lápiz labial que usaba antes de la pandemia y lo he estado usando con precaución porque ya está viejito. Aunque he llegado al temido momento cuando ya no se puede aplicar y tengo que sacarlo del tubo con un cotonete, lo busqué en Amazon y me di cuenta de que todavía existe. Qué alegría. Les dejos unas fotos para que vean si me queda bien.

Debido a este problema de primer mundo – que se acabe un lápiz labial favorito – me acordé de mi querida tía Guadalupe quien me regaló un brillo para los labios cuando tenía como 12 años. Era sabor chocolate, olía y sabía a tal. Lo usé hasta que tuve que usar mi uña para hacerlo durar. Había otros sabores, pero hasta hoy prefiero el chocolate.

Cuando tenía como 10 años de edad, ella tenía 20 y también tenía un novio. Él llegaba a la puerta principal a recogerla. Cuando se iban, los veía irse por la calle principal hasta perderse en la distancia. Me imaginaba que iban a comer tortas, tacos, churros o nieve. Ella siempre se refería hacia él como “Caye” y a mí me sonaba como “Calle.” Pensaba que era el nombre perfecto para él puesto que eso hacían, caminar la calle juntos. Durante esos años de noviazgo, ella ponía en la consola los discos de Eydie Gorme y Los Panchos. La canción que más recuerdo es la Piel Canela donde dice el coro: “me gustas tú y tú y solamente tú.” Esa música es parte de la banda sonora de mi niñez. Hasta hoy la escucho y pienso en ella y su familia.

Bueno, cuando finalmente le exigí saber su nombre completo me dijo,

“Caye… de Cayetano.”

Al principio no le creí, pero mi mamá lo confirmó. Después de reflexionar, me di cuenta que era un nombre fabuloso y muy apropiado para su pasatiempo favorito: pasear por la calle con mi tía bella. Espero que ya hayan adivinado que ahora es un tío adorado por todas la sobrinas y todos las sobrinos.

Eso es todo por hoy. Les sugiero que usen su lápiz labial preferido, llamen a su tía, tío, tía o tías favoritas y que escuchen música que les traiga buenos recuerdos. La próxima semana estoy considerando presumirles mis tenis nuevos o platicarles del proceso de envejecimiento por el que todos pasamos. ¿Qué tema prefieren?

Antes de partir, les cuento que TIA en el inglés textual significa Thank You In Advance, algo así como “gracias con anticipación.”

En conclusión, hablando de tías, TIA por leer y hasta la próxima.

Besos,

Marlene.

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